La necesidad de ser sostenible

Una palabra, que hoy, urge para que salga de los papeles o de las vagas conversas y se transforme en acciones, es sostenibilidad. Aun hacemos parte de una sociedad completamente dominada por el capitalismo, y no será mañana que saldremos de ella. Aplicar la sostenibilidad a esta condición de mercado, de estilo de vida no es tan sencillo. Al mismo tiempo que necesitamos preservar el medio ambiente, los recursos, la biodiversidad, también necesitamos mantener la calidad de vida, la demanda alimentaria, la demanda de recursos energéticos, las exigencias del mercado para que este no colapse. Es una cuestión de equilibrio dinámico. El estilo de vida conlleva a las necesidades. El estilo de mercado influencia a la forma de gobernar.

Cada día los problemas ambientales, los sociales, los económicos, son más evidentes. Como habitamos un planeta, donde los ecosistemas no son infinitos, está más que claro que de la manera que vivimos llegaremos tarde o temprano a un punto de saturación, a un punto máximo, donde a partir de este no se podrá volver a las condiciones anteriores. El riesgo de extinción tanto de recursos como de especies será cada vez mayor. Una de las grandes problemáticas está en que tardamos demasiado para darnos cuenta de este punto máximo. Las situaciones complicadas, que envuelven muchas personas, intereses, recursos, muchas variables diferentes, no atraen a nadie. Y cuando hay que “intentar” solucionar una de ellas, se trabaja en disminuir el tamaño del problema, en simplificar las condiciones caóticas. Hay situaciones que
son muy obvias, pero que necesitan ser dichas. Un problema global es responsabilidad de todos. Los cambios en diversos ámbitos que están ocurriendo en los últimos años a nivel global, afectan a todos que viven en el planeta. Y no son causados apenas por una sociedad sino que por todas, pero de diferentes maneras, con diferentes intensidades.

Con el objetivo de solucionar problemas globales, todas las naciones deben ser debidamente informadas sobre tales. La correcta y adecuada información ha de ser transmitida, de forma clara, precisa y concisa a todos. El objetivo será siempre lo mismo, lo único que cambiará será la forma en que cada uno, de acuerdo con sus culturas, irá a actuar. La sostenibilidad se alcanza a través de la eficiencia, en hacer más con menos recursos. Ser eficiente en los usos, en las compras, en los procesos de producción y de reciclaje. Es todo una cadena, una red trófica como en la naturaleza. Los cambios deben ser hechos en la base de la pirámide, y siendo transmitidos a cada nivel de forma equilibrada. Ejemplificando, una persona que separa envases plásticos contribuye con el reciclaje, pero si el fabricante envasa sus productos con diversos tipos de embalajes, la contribución global a utilizar menos recursos es nula. El cambio ha de ser
en todo el ciclo de vida de un producto. Todas las personas involucradas con tal producto han de contribuir a la sostenibilidad de esta cadena de producción-consumo-reciclaje.

La educación es la clave para el avanzo de la sostenibilidad. Educar a no ser dependiente de recursos no renovables, a tener menos necesidades, a consumir solamente lo que necesita, a no malgastar alimentos, agua, energía, a respetar las capacidades de cargas de los ecosistemas y de las especies, a vivir en mutualismo con estas, a disfrutar de la vida de forma equilibrada. Es necesario educar a todos, a los políticos, a los empresarios, a los trabajadores, a los adolescentes, a los niños, puesto que todos afectan a todos, de forma cíclica. Y es así que deben ser las cadenas de producción-consumo, cíclicas. Todo en la vida se aprovecha, nada es basura. Pueda que parezca una utopía, pero la complejidad caótica de nuestros problemas actuales oculta soluciones equilibradas. Solo encuentra la solución aquél que la busca, y esto en nuestra situación, será un gran trabajo en grupo.

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