Una sonrisa que cambia todo.

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Una película que tocó mi alma. Que tocó mis principios de vida, de ambientóloga, de brasileña, de idealista. Que me hizo reflexionar y emocionar. Que me despertó las ganas de volver a escribir una buena crónica, de aquellas detallistas, para colocarse en la situación y imaginarla. Ver que no hay solo una, sino que diversas maneras de ver las cosas – desde otras perspectivas. Transcender de la normalidad, del cotidiano, del rutinario, del alienado. Parar de dar pasos programados y permitir sentarse en un banco en la calle o mismo estar de pié, y sentir la realidad. Respirar. Darse cuenta de tantas variables y detalles de la vida que nos pasan desapercibidos cada día, que están como que discretos en las entrelíneas de una crónica, y que merecen ser descubiertos y admirados.

Volviendo de la sesión del Cine Forum de ESADE, hablando con dos ambientólogos, fui intercambiando pareceres sobre el documental. Imágenes y vídeos cargados de emoción, de significados, de realidades distintas de las vivida aquí ahora en Barcelona. Wasteland. Este era el nombre de la película, donde el artista brasileño Vik Muniz, sale en búsqueda de los catadores de material reciclado del vertedero de Jardim Gramacho, en Rio de Janeiro, para enseñarles que se puede hacer arte con los residuos, y para enseñar a todos nosotros que el trabajo que hacen ellos es digno de ser conocido. El documental fue nominado a los Oscar de 2011, ha recibido el premio de audiencia del Festival Sundance 2010 y el premio Amnistía Internacional del Festival de Berlín 2010.

Caminando ya sola de vuelta a casa, paro un instante en medio a la calle, abro mi mochila, cojo un bolígrafo y mi libreta de emergencia para apuntar los brainstorms que no marcan hora para aparecer. Me siento en un pequeño muro de piedras e me pongo a escribir. Un documental que trata de una cuestión social importante en Brasil. No describiré la película puesto que debe ser vista. Trataré de algunos temas que me han llamado la atención.

Huir de la realidad por un breve momento. Disfrutar del arte con los materiales de su trabajo, y percibir que con ellos mucho se podría hacer. Una manera de despertar una  esencia que llevamos dentro de nosotros desde cuando éramos pequeños, la creatividad. Con el arte, la música, el baile, el diseño, el entretenimiento, el deporte, se despierta la curiosidad y la creatividad por el desconocido, el inexplorado, por lo que parecía utópico. Es fundamental trabajar con la sociedad utilizando estas herramientas que nos fascinan, que nos hacen pensar, reflexionar y cuestionar.

La cultura por un desarrollo humano más igualitario, más digno con las personas y respetuoso con el medio ambiente, es la salida para que podamos avanzar hacia una sociedad más justa y un mundo mejor para todos. Actualmente existen muchos ejemplos de trabajos en grupo, de cooperativas, asociaciones, donde personas que tienen ganas de actuar, de cambiar, de evolucionar, se movilizan en base a unos principios y intereses en común. Lo que muchas veces hace falta son líderes que sepan guiar todos estos actores, además de apoyo y reconocimiento por parte de otros grupos de interés (stakeholders), lo que proporciona confianza, vitalidad y fuerzas para juntos actuar.

En Rio+20, la Conferencia de las Naciones Unidas por el Desarrollo Sostenible, que pasó en Rio de Janeiro el año pasado, en junio de 2012, una gran movilización social pasó y aun persiste. La sociedad civil ya no quiere perder su futuro, su derecho de vivir la vida dignamente, feliz y con salud. La conciencia de la necesidad vital de cambiar nuestros actos de consumo, de generación de residuos, de reciclaje, de respecto con el medio ambiente, de respecto con la tierra y los mares – donde salen nuestros alimentos-, con los ríos y acuíferos – donde salen nuestro agua para consumo-, con nuestro aire y vegetación – esenciales para nuestra respiración y conforto térmico-, con las otras especies que comparten el mismo territorio con nosotros – biodiversidad que garante la supervivencia de nuestra propia especie y el equilibrio con las otras-. En fin, una serie de aspectos que giran alrededor de un gran concepto a ser aplicado en las nuevas políticas y sistemas socioeconómicos, la sostenibilidad. Tener la oportunidad de vivir la vida, como debe ser vivida, pero de la misma manera que la hayas tenido, darla al próximo.

La sociedad viene moviéndose, manifestándose porque ya no acepta nuestra realidad completamente insostenible. Sinergías están siendo creadas a través de grupos de trabajo, de discusiones, de diálogos. A través de tertulias, seminarios, conferencias, jornadas, cursos y todo eso articulado fuertemente por las redes sociales – puente de conexión, de intercambio entre personas del mundo entero. Ahora ya no hace falta que vayas a viajar, gastar dinero, generar emisiones de CO2, sino que puedes conectarte con el mundo por Twitter, por Facebook, webs, forums, blogs, skype, msn, whatsapp… Hoy el mundo está más que conectado. Ahora hace falta trabajar la educación, la transmisión de la correcta información para que todos puedan tener censo crítico a la hora de opinar.

La esperanza por un mundo mejor, más justo y digno para todos es un sentimiento presente en la sociedad. El cambio ya está pasando, y es sostenido por el cuarto pilar del desarrollo sostenible, la cultura. Es la educación, es la cultura por la sostenibilidad la esencia de esta transición socio-cultural, económica, política y medioambiental, por la cual debemos pasar y superar. La clave para el éxito está en el trabajo en grupo, en saber compartir, en tender la mano, en erguirse y ayudar a otro a levantarse. La dificultad no está por acaso, sino que es la palanca para el cambio.

Como cuando éramos crianzas, que no teníamos miedo de descubrir el desconocido, de tener vergüenza de llorar, de deslumbrarse con poco, de sonreír y reír de forma natural y espontánea. Eso es lo que hay que rescatar y trabajar con la educación y la cultura para así innovar, avanzar, progresar como sociedad, como especie. El detalle que más me llamó la atención en este documental fue la capacidad, de personas que trabajan de forma tan dura, de sonreír, de divertirse con tan poco. Y más que eso, que de este poco lo sepan compartir con otros. Ya decía la niña Severn Suzuki “If a child on the street who has nothing, is willing to share everything, why are we, who have everything, still so selfish?» (UN Earth Summit 1992).

Recomiendo a todos a asistiren el documental. http://www.wastelandmovie.com

Cinthia Pereira
21/03/2013